Según una encuesta realizada por el renombrado neuropsicólogo Stanley Coren, que ha dedicado su vida a la investigación y publicación de libros relacionados a los perros, este comportamiento tendría que ver mucho más con su visión que con una respuesta auditiva o social. Para llegar a esta teoría Stanley se inspiró en su pequeño beagle, Darby, quien solía ladear la cabeza cuando Stanley le conversaba.
Su teoría decía lo siguiente: Dependiendo de los hocicos de los perros, las diferentes razas deberían ladear más o menos sus cabezas al hablarles. ¿Por qué? Porque en realidad los perros inclinan la cabeza para leer mejor tus expresiones corporales y faciales y sus hocicos sólo se interponen en su camino.
Para probarlo, realizó una encuesta a 582 personas a las que clasificó según el hocico de sus perros. Por un lado los dueños de perros con hocicos alargados, como los dachshund o collies, y por otro lado los perros con hocicos más chatos o cuadrados. Stanley creía que aquellos perros con hocicos alargados tenderían a inclinar más sus cabezas ya que tendrían un mayor obstáculo por delante para leer las caras de sus dueños al hablarles.
Según las respuestas de los entrevistados, el 62% informó que sus perros inclinaban sus cabezas frecuentemente o siempre cuando les hablaban. Y de ellos el 72% correspondía a dueños de perros con hocicos alargados.
Entre los perros de los entrevistados, 186 personas tenían perros con las cabezas más planas y hocicos cortos. Y de ellos sólo el 52% señaló que ladeaban la cabeza al hablarles.
Estos resultados entonces demostraron estadísticamente, que la forma de la cabeza y el tamaño y forma del hocico sí influyen en el hecho de que los perros inclinen sus cabezas al hablarles.
Este estudio de todas formas tiene una muestra bastante pequeña de estudio, pero al menos es un primer paso para comprender más a nuestros amigos de cuatro patas.
Original: upsocl.com
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